El día que imaginè mi muerte gloriosa como la tuya.
descubrí fragancias de enebro e incienso.

Amores caramelizados y buscando el destino del ayer,
en un tablero de ajedrez; dònde la estrategia ya no cuenta.

Abrupto tu pecho
que me despierta del letargo


A .j. Arroyo